martes, 11 de noviembre de 2008

ACERTIJO MATEMÁTICO: George Bernard Shaw y su conclusión sobre el trabajo

"El año tiene 365 días de 24 horas, de las cuales 12 están dedicadas a la noche y hacen un total de 182 días, por lo tanto, sólo quedan 183 días hábiles; menos 52 domingos, quedan 131 días; menos 52 sábados, quedan un total de 79 días de trabajo; pero hay 4 horas diarias dedicadas a las comidas, sumando 60 días, lo que quiere decir que quedan 19 días dedicados al trabajo.Pero como usted goza de 15 días de vacaciones, sólo le quedan cuatro días para trabajar; menos aproximadamente tres de permiso que usted utiliza por estar enfermo o para hacer diligencias, sólo queda un día para trabajar; pero ese día es, precisamente, el “Día del Trabajo”, que es festivo, y por lo tanto no se trabaja.
Entonces… ¿DE QUE SE SIENTE USTED CANSADO?"

martes, 4 de noviembre de 2008

¿Qué es ser profesor de Matemática?

“Todo saber es vano cuando no hay trabajo.
Y todo trabajo es vano cuando no hay amor.
¿Y qué es trabajar con amor?
Es infundir en todas las cosas que hacemos
el aliento de nuestro propio espíritu”

Khalil Gibran (de “El Profeta”)


Vivimos épocas de profundas transformaciones, donde todo necesita ser repensado, donde las formas del pasado ya no bastan para pensar, para actuar, sobre todo ya no son útiles para alcanzar los resultados que nos proponemos. En un momento en el cual las industrias del conocimiento inician súbitamente un despegue vertiginoso, y las autopistas de la información nos prometen lo mejor mientras anuncian la creación de diferentes “portales educativos”, la educación se impone cada vez más como una prioridad en el concierto mundial. Ya no se interesan por ella solo los educadores y los padres. Cada vez, con mayor frecuencia, la educación y sus crisis están en las agendas más amplias de la sociedad, abarcando a todos los actores. Por ello, ser docente hoy no es una tarea fácil, quizá, nunca lo fue, pero como sabemos y sentimos, en nuestros días la profesión docente está en constantes cambios.
Dada la complejidad de estos tiempos, delinear el perfil de un Profesor de Matemática es un desafío, ya que implica analizar una serie de rasgos o características. Para comenzar, deseamos explicitar que, todo profesor a lo largo de su formación, debe tener claro que “es docente”, en el sentido amplio del término, y luego “docente de...”, porque solamente de ésta manera, se logrará contar con un profesional comprometido con la verdadera formación integral del alumno, ya que “formar hoy no es tanto instruir en contenidos culturales cuanto preparar para el cambio en las cuatro dimensiones básicas del ser humano: conocimientos, sentimientos y actitudes, habilidades y empeño en la realización de tareas” (De la Torre, 2002-Pág. 7)
[1].
Consideramos que ser docente significa, atender a las demandas de los alumnos y estar comprometidos con la tarea. Se debe educar para que los alumnos comprendan, es decir, permitir a las personas, adquirir las habilidades y destrezas necesarias para pensar y actuar flexiblemente con lo que saben, yendo más allá de la memoria, la acción y el pensamiento rutinarios. Dicho planteo permite al estudiante resolver problemas de manera reflexiva y crea productos nuevos, significativos para su cultura. Según De la Torre (1998)
[2], “la reflexión es una necesidad en la innovación por cuanto la misma permite tener conciencia de cada uno de los pasos en el proceso, por pequeños que sean, tanto en la planificación, desarrollo y evaluación, para que éstos se conduzcan adecuadamente”.
La responsabilidad del docente, es crear oportunidades para que los alumnos puedan contrastar sus comprensiones intuitivas y avanzar hacia otras basadas en el conocimiento, en lo que respecta a la construcción de los conceptos que internalizan quienes aprenden; ya que es importante la reflexión profunda y genuina de lo que se hace. Por ello, compartimos con Pereira das Neves (2007)
[3] que “(...) la elección de la carrera de Formación Docente debería ser una opción vocacional. El compromiso que adquiere un docente con sus alumnos implica valores éticos, y dada la responsabilidad que supone, se requiere contar con un docente que así quiera serlo”. El “buen docente”, no prepara a los alumnos solamente para que continúen estudios en otros niveles, sino que los forma para la vida. Esto implica, que se desarrolle en el alumno, sentimientos de autodisciplina, con lo cual se busca que no actúe de determinada manera por obediencia, sino porque se le ha logrado inculcar valores de autorresponsabilidad y compromiso personal. Esto, se logra con pequeñas acciones. Citamos una a modo de anécdota: “En general, en mis clases de 6º año no paso la lista en los teóricos, si en los prácticos (lo cual está fuera del reglamento...). Cuando digo esto al primer día los muchachos quedan asombrados. (...) Esta medida da excelentes resultados con respecto a la asistencia, muchas veces, sabiendo que no paso la lista me dicen: profe mire que tengo que ir al médico, ya se que no pasa la lista pero se lo quería decir para que sepa por qué falto”.[4] Además, se debe preparar al alumno para el trabajo en equipo, que exija acciones de cooperación, de colaboración mutua, interacción, desempeño de roles, fijación de metas colectivas, comunicación fluida y multidireccional, expresión de ideas, jerarquización de información, entre otras acciones. También, se debe preparar al alumno para el uso efectivo, consciente y crítico de las nuevas tecnologías, ya que vivimos en una sociedad eminentemente tecnológica. Se debe brindar las oportunidades que le permitan utilizar las herramientas, equipos y demás dispositivos que faciliten el acceso a la información y al conocimiento.
El docente, debe brindarle al alumno, la oportunidad de dialogar acerca del camino que les permita transitar juntos. Es sumamente necesario que se genere en el alumnado, la confianza necesaria para que los mismos puedan manifestar qué es lo que saben y qué es lo que quiere saber. Así, al generar en el aula, un clima propicio para el aprendizaje mediante la construcción de situaciones que involucren a los alumnos, que les genere conflictos, necesidad de pensar matemáticamente, de investigar, verificar, generalizar, lo que se logra fomentando la confianza, jerarquizando la necesidad de ser escuchado, estimulado, apreciado, reconocido, informado y respetado; sin lugar a dudas, se logra que el alumno demuestre la apertura necesaria para que el docente logre concretar el proceso de enseñanza y aprendizaje, ya que el mismo siente seguridad para cuestionar. Fernández Val (2008)
[5] lo explicita en la siguientes palabras: “Una de mis frases preferidas que digo a mis alumnos al empezar los cursos es que siempre pregunten, que no se queden con dudas y que pierdan el temor de sentirse expuestos frente a sus compañeros, les digo que no existen preguntas tontas, sino que lo que existen son respuestas tontas”.
Partiendo de la concepción de la enseñanza como un proceso permanente, humanista, intencional, que procura comunicar, informar, guiar, orientar, facilitar procesos, potenciar actitudes saludables, capacidades intelectuales, morales, espirituales, en un marco ético de participación real, plural, como los requerimientos sociales de los momentos históricos en el que se inserta, teniendo en cuenta los diferentes ámbitos de cuestionamiento ético en el que se desarrolla, consideramos que es relevante que los contenidos actitudinales que se planteen en cada actividad, reflejen un compromiso ético por parte del docente. Ser educador no puede reducirse simplemente a desempeñar un rol, implica un compromiso, una identificación personal, se es docente, entonces la eficacia y la seriedad está dada por las diferentes relaciones con las tareas realizadas por la persona del educador.
Careaga (2007-Pág.1)
[6] plantea desde una visión de integración y totalidad, a la docencia como un proceso facilitador de los aprendizajes. El docente no puede ser un monopolizador del saber, sino que ha de actuar como un mediador entre el currículum y sus destinatarios. En Matemática, se percibe esto de un modo más verdadero que nunca. Como señala Paulo Cezar Carvalho (2008)[7] “no se puede verdaderamente enseñar Matemática, sino ayudar a las personas a aprender Matemática”, porque en Matemática, la simple información, no garantiza el suceso de utilizar la Matemática de modo autónomo. Por lo tanto, los Profesores de Matemática, tenemos que desmitificar la idea arraigada en el colectivo social, de que somos solo transmisores de información. Debemos concienciar a la sociedad de que somos forjadores de ciudadanos, para lo cual, utilizamos el conocimiento que tenemos de los contenidos conceptuales y procedimentales de la Matemática, especialmente de éstos últimos pues su adquisición ayuda al individuo tanto en su integración a la sociedad como en la resolución de problemas. Por lo tanto, podemos decir que “se es Profesor de Matemática”, si estamos realmente comprometidos con propiciar situaciones para que los alumnos tengan la oportunidad de comunicar ideas matemáticas; generar actividades que inciten a los estudiantes a recopilar, organizar y analizar información, resolver problemas y construir argumentaciones lógicas; estimularlos para que alcancen un conocimiento y una comprensión de la Matemática; vincularla con otras áreas de la creación humana, de modo que se desarrolle una sensibilidad tal que permita apreciar y disfrutar la belleza de la Matemática; relacionarla con el entorno a fin de ayudar en la tarea de comprender como las diferentes ramas de la Matemática están presente en nuestra vida y como están interconectadas; estimulando el uso, natural y rutinario, de la tecnología en los procesos de enseñar, aprender y hacer Matemática.
Como señala Paulo Freire, “la tarea del docente, que también es aprendiz, es placentera y a la vez exigente. Exige seriedad, preparación científica, preparación física, emocional, afectiva. Es una tarea que requiere, de quien se compromete con ella, un gusto especial de querer bien, no sólo a los otros sino al propio proceso que ella implica. Es imposible enseñar sin ese coraje de querer bien, sin la valentía de los que insisten mil veces antes de desistir”, por ello, el profesor de Matemática no debe limitarse a aplicar las teorías desarrolladas por otros, sino que debe ser él mismo quien, a partir de sus propias investigaciones en la realidad del aula, desarrolle las estrategias más adecuadas y convenientes para su práctica. Debe ser un profesional autónomo que reflexiona críticamente sobre su práctica cotidiana, para promover el desarrollo de esa capacidad reflexiva en sus estudiantes. La Matemática, debe ser planteada como una serie de desafíos al ingenio y no como una transmisión directa de conocimientos; esto formará en el alumno una personalidad capaz de actuar con autonomía, llevar a la práctica sus propias ideas, tomar decisiones y aceptar responsabilidades.
No hay una receta ni tampoco una clave que permita a los docentes tener la mejor concepción de por qué y para qué enseñar Matemática. Es cierto que a lo largo de los años de formación inicial, vamos construyendo nuestro perfil docente y perfilando las bases de nuestro modelo pedagógico, siendo Didáctica de la Matemática, un curso que aporta muchas ideas en este sentido.
Desde los comienzos de la vida sedentaria, el hombre sintió la necesidad de crear técnicas para contar, repartir en partes iguales, sumar, etc. Por ejemplo, para llevar la cuenta del ganado que le pertenecía, en un principio llevaba una bolsita con una determinada cantidad de piedritas así como de animales tenía. Al finalizar el día, la forma de controlar si estaba todo su ganado era hacerlos pasar uno por uno a su corral, y a medida que entraban, él iba extrayendo una piedrita de su bolsa. Cuando terminaban de pasar todos sus animales, la forma de darse cuenta si le faltaban o no era si le habían quedado piedritas sin extraer dentro de su bolsa. Aquí, ya encontramos implícita la correspondencia bi-unívoca existente entre los elementos de dos conjuntos, es decir, cuando a cada elemento del primer conjunto (ganado) le corresponde inequívocamente un elemento del segundo (piedritas), y recíprocamente.
Al pasar el tiempo fueron surgiendo otras necesidades creándose de a poquito lo que es la Matemática de hoy en día. Como podemos ver, ésta se utiliza tanto para construir nuestras casas, puentes, en el comercio, hasta para contar cuantas cucharaditas de azúcar debemos poner en una taza de café. En otras palabras, la Matemática está presente en nuestra vida, convivimos con ella día a día. Esta es una de las razones más importantes de por qué y para qué enseñarla, y por supuesto enseñarla de la mejor manera posible. Nuestro trabajo es descubrir y desarrollar las habilidades de nuestros alumnos para el desempeño en su vida tanto actual como futura. Tienen que ser capaces de resolver situaciones problemáticas utilizando sus conocimientos adquiridos en la escuela y en el liceo llevándolos a la práctica de la mejor forma. ¿De qué sirve tanta teoría si no saben utilizarla cuando la necesitan? Es preciso destacar que si bien existen posturas que señalan que no se debe abusar de la vinculación a problemas de “la vida real”, ya que éste tipo de enfoques puede implicar que el estudiante conciba el valor de un concepto meramente por sus aplicaciones, no ya en el desarrollo de la teoría, sino “en lo cotidiano”, hecho que conlleva una visión utilitarista y falsa de la ciencia, consideramos oportuno explicitar que no compartimos dicha postura, pues es un ejercicio mucho más difícil, encontrar en la “vida real” modelizaciones a todas las situaciones matemáticas, razón por la cual, este tipo de enfoque contribuye notablemente a la motivación del estudiante, para lograr, de este modo, “despertar” el interés por la disciplina.
La Matemática es una de esas asignaturas con “fama de difícil”. Muchos alumnos, abandonan los cursos porque “no pueden” con ella. Sin lugar a dudas, es una disciplina medular, ya que se encuentra en todas las orientaciones tanto de Ciclo Básico como de Bachillerato, estando estrechamente vinculada con otras disciplinas, como por ejemplo: Física, Química, Biología, Ciencias Económicas, entre otras.
Para tratar de desarraigar esa visión que tienen los estudiantes, es necesario que el docente les inculque la importancia que tiene la Matemática en su vida y formación, es necesario construir el conocimiento con los alumnos, no solo para aportar a su formación académica (en cuanto a contenidos disciplinares), sino además, a su formación como ciudadanos que pertenecen a una sociedad que se encuentra en constantes cambios. El docente, debe lograr que el alumno tenga una participación más activa en la producción del conocimiento que se requiere que aprenda. Es necesario dejar atrás aquella concepción de la enseñanza tradicional, donde a los alumnos se le impartía un concepto y luego se les brindaba una serie de ejercicios donde tenían que aplicar el concepto aprendido. Se debe buscar desarrollar actividades en el aula en las cuales el alumno deba tomar decisiones acerca de los conceptos que tiene que utilizar para resolver una determinada situación, haciéndose cargo de validar autónomamente la producción que ha realizado. Soares (2005)
[8], señala que “el proceso de construcción de un conocimiento matemático comienza a partir del conjunto de actividades intelectuales que el alumno pone en juego frente a un problema para cuya resolución le resultan insuficientes los conocimientos de los que dispone hasta el momento”.
Otro aspecto que resulta de vital importancia, es lograr que los alumnos aprendan a “moverse” con diferentes estrategias para abordar un problema, es decir, que sean capaces de seleccionar el camino que les permita resolver la situación de la forma más exitosa posible. Con ello se busca que el estudiante realice un aprendizaje significativo y valore el papel de la Matemática para la resolución de situaciones problemáticas que se le presentarán a lo largo de su vida, ya sea en su accionar profesional o personal. La esencia de esta perspectiva, es que el alumno "capte" el concepto, es decir, que entienda qué tipo de problemas puede resolver a través de él y cuáles no puede resolver si lo usa. Además, que logre identificar como ese concepto se interrelaciona con otros conceptos cercanos que se emplean para resolver problemas más o menos similares, para poder aplicarlo a otras situaciones si así lo considera conveniente.
El para qué de la enseñanza de la Matemática, está vinculado vitalmente con brindarle al alumno, las habilidades y destrezas necesarias para relacionar los conceptos matemáticos y vincularlo con otras situaciones. Sin lugar a dudas, en el aula, es necesario propiciar espacios de reflexión acerca de la resolución de los problemas que modelizan situaciones de la vida cotidiana por ejemplo, confrontar distintas estrategias de resolución abordadas por los mismos, incentivar a los estudiantes a que expongan sus argumentos, invitarlos a revisar lo que se ha hecho hace algún tiempo, es decir, propiciar instancias de retroalimentación, relacionando lo ya abordado con lo que se está abordando. Si no se realiza lo anteriormente expuesto, es muy probable que los alumnos no logren transferir los conceptos aprendidos a nuevas situaciones, con lo cual se fomentaría un desinterés por la asignatura.
Se debe desarraigar la idea de que en las clases de Matemática se resuelven ejercicios exclusivamente. Hay que propiciar el debate, la discusión, para enriquecer la actividad del aula. Defender el propio punto de vista en una situación en la que se confrontan diferentes perspectivas compromete al estudiante en la producción de argumentos que no se elaborarían si sólo tuviera que convencerse a sí mismo de la validez de sus resultados. Es necesario considerar que el alumno ante una situación, se hace preguntas, toma decisiones, encuentra límites, hace propuestas, decide la forma de representación, y finalmente, fundamenta sus resultados, de un modo aproximado a como lo haría un “matemático”. Para ello, se constituye como una necesidad sentida, que el docente proponga una situación y explique cuando se ha generado una necesidad, luego de que los alumnos perciben que las herramientas de las que disponían son insuficientes para resolver el problema. Debe plantear también, situaciones abiertas, y tiene que estar dispuesto a que surjan en el aula diversidad de propuestas, algunas correctas, y otras, no. Gestionar esta diversidad es, sin lugar a dudas, una tarea compleja.
Es fundamental que la persona que enseña una disciplina tenga pasión por ella, y por supuesto, un conocimiento profundo. Se necesita vocación, interés, compromiso y conocimiento. Nadie puede enseñar lo que no conoce. No podemos olvidar, que tendemos a enseñar en la modalidad en que hemos aprendido. Además, resulta importante darle a la disciplina un enfoque diferente al tradicional, en el cual el conocimiento aparecía como algo "hecho" y "cristalizado". Es necesario que los alumnos tengan conciencia de que el conocimiento es algo que se hace, se construye, mediante el ensayo y el error, y que ellos, de alguna manera, puedan reproducir lo que hicieron otros hombres, parece un paso importante.
Consideramos además, que ese docente autónomo, creativo e innovador, tiene que trabajar colaborativa y participativamente con sus colegas. No podemos olvidar que el trabajo en equipo es un factor relevante que contribuye a mantenernos en línea con nuestras convicciones. La mayor motivación es que, a pesar o con todas las dificultades, al trabajar colaborativamente, podemos ser dinámicos e intentar dar respuestas desde nuestros saberes. La conformación de equipos resulta un proceso lento y difícil, cada integrante debe aportar su singularidad para lograr una visión fortalecida de ese alumno que desea formar. Por ello, es una necesidad sentida de los docentes, trabajar en equipo para analizar los procesos de Programación Curricular, siendo ésta, la respuesta que se brinda a las preguntas: qué, cómo, cuándo enseñar y evaluar. La respuesta a estas preguntas incluye aspectos tales como: qué enseñar, atendiendo a los objetivos generales de cada centro y de cada uno de los cursos o niveles; cómo enseñar, definición de los criterios didácticos para la enseñanza de la Matemática en los diferentes ciclos, criterios de distribución y organización de los espacios y tiempos; criterios para la selección y utilización de los diversos recursos didácticos. Cuándo enseñar, refiere a la secuenciación de los contenidos de cada centro, año y especialidad, orientaciones sobre los objetivos y contenidos en Matemática en cada año. Qué, cómo y cuándo evaluar, revisar criterios de promoción y egreso, pautas y procesos de evaluaciones, elaboración de pautas de seguimiento de los alumnos e informe a padres. La Programación Curricular se ve un tanto más efectiva y coherente cuanto más se tengan en cuenta los rasgos que caracterizan al centro. La definición de estos aspectos no es una cuestión formal, burocrática, sino que se deben tener en cuenta las orientaciones del Proyecto de Centro de la Institución.
Esperamos que las reflexiones que se han plasmado en el presente trabajo puedan propiciar espacios de análisis. Adquiere sentido el intento, si lo comparten críticamente, si lo ajustan y modifican, o si motiva a pensar y hacer cosas diferentes. Proponemos una reflexión conjunta para encontrarnos en nuestras diferencias y buscarnos sin exclusiones…, ya que según María Camino Trapero: “Un docente que ha optado por la tarea de acompañar a otros en el proceso de su formación y actualización personal, se ha comprometido vitalmente a crecer y autorrealizarse con ellos”.








martes, 28 de octubre de 2008

LIMPIEZA ES BELLEZA

Limpiar y purificar la piel cada día sigue siendo el mejor tratamiento de belleza.

Sea cual sea el tipo de piel, la limpieza cotidiana es imprescindible para la efectividad de cualquier tratamiento, ya que una piel limpia es más receptiva a los productos cosméticos.

La limpieza del rostro es imprescindible tanto si se utiliza maquillaje como si se va con la cara lavada: por la noche para eliminar los restos de maquillaje o de polución que se han acumulado sobre la piel lo largo del día y por la mañana, para suprimir el exceso de sebo segregado durante la noche.

Todas las firmas de cosmética desde las más importantes a las más sencillas cuentan con eficaces productos desmaquillantes y limpiadores concebidos y formulados con la misma tecnología que si fueran el más innovador producto de belleza.

Al realizan la limpieza de la piel, los movimientos deben ser siempre suaves sin frotar con energía. La efectividad de un desmaquillante se comprueba de inmediato.

Formas de desmaquillarse

Las aguas micelas son una auténtica revolución y el producto estrella de la limpieza, un solo producto para desmaquillar y limpiar en un minuto, sin necesidad de aclarar. El poder limpiador está ligado a las propiedades de los tensoactivos que componen su formulación y que son capaces de arrastrar las impurezas de la piel.

Cremas o leches sin agua. Para quitar el maquillaje sin utilizar el agua lo mejor es depositar una pequeña cantidad de producto en la palma de la mano, extenderlo sobre la cara con un ligero masaje circular y a continuación retirar el excedente con un pañuelo de papel o un disco de algodón.

Desmaquillar con agua. Humedecer ligeramente la cara, aplicar el producto con las manos extendiéndolo suavemente y dejarlo actuar sobre la piel unos segundos; después enjuagar y secar inmediatamente.

También existen brochas especialmente adaptadas para desmaquillarse y constituyen un buen elemento para hacer una buena limpieza porque sus pelos reparten el mejor producto, despegan las células muertas de la superficie de la piel y estimulan la circulación.

Tipos de desmaquillantes

Aguas micelas. Agua que contiene 3 acciones en 1 solo gesto: Limpiador, tónico y desmaquillante de ojos. Apta para todo tipo de pieles, elimina impurezas y residuos sin necesidad de una acción mecánica, es decir, mediante una acción suave, sin apretar y sin dejar sensación de grasa

Geles. Los geles son unos buenos limpiadores y purificantes, ya que desincrustan suavemente las células muertas, sobre todo si se aplican con brocha.

Toallitas. Es sin duda el elemento más cómodo para desmaquillarse. En ellas están impregnados productos diversos que contienen leches o geles desmaquillantes y también tónicos y lociones. Permiten ser aplicadas en cualquier lugar y momento.

Leche desmaquillante. Son emulsiones fluidas en dos fases: una aceitosa que elimina las células muertas, y otra acuosa que limpia la suciedad soluble en agua.

Cremas. Son el producto desmaquillante más confortable y más efectivo, ideal para aplicar en la piel irritada.

Leches y cremas con agua. Cada vez abundan más las propuestas de leches y cremas desmaquillantes que se retiran con agua; en ellas se unen el confort y la suavidad con el frescor y la tonicidad que proporciona el agua.

Tónicos y lociones. Los tónicos son líquidos acuosos compuestos de agua purificada o destilada y extractos vegetales con propiedades suavizantes. Las lociones cumplen la misma función que los tónicos, aunque tienen una acción más completa y unos efectos más específicos.

Tónicos matinales. Un tónico o loción matinal, es una fórmula ligera, fluida y fresca que limpia delicadamente la piel sin necesidad de frotar y, además, tonifica, refresca y despierta.

Aguas desmaquillantes. Retiran la suciedad en una sola pasada, con total suavidad y dejando una agradable sensación de frescor.

Desmaquillante más tónico. Cumplen, en un solo producto, la función de la leche (o la crema) limpiadora y la del tónico, tonificando la epidermis sin dejar restos de grasa ni sensación de sequedad o tirantez.

Desmaquillantes completos: rostro y ojos. Una nueva generación de desmaquillantes, llamados "completos" o "integrales", desmaquillan al mismo tiempo el rostro y los ojos; su fórmula, muy específica, está calcada de los desmaquillantes para los ojos, la zona más sensible de la cara.

Jabones y "pains". Se ha creado unas pastillas de jabón sin detergentes, su poder limpiador es alto y, normalmente, no hace espuma, teniendo propiedades antibacterianas.
Jabón sintético o jabón "pains", es el preferido de los dermatólogos por su poder aseptizante y por su ausencia total de sustancias suceptibles de agredir la piel.

Aceites. El aceite es el desmaquillante que se retira más rapida y fácilmente. Aptos para todas las pieles, incluidas las grasas.

Aguas Micelas son lo último lanzado al mercado. Un agua capaz de limpiar y tonificar la piel en un minuto y sin necesidad de aclarar. Gracias a su composición molecular en micelas, que son las uniones más pequeñas existentes en un líquido, arrastran con efectividad cualquier tipo de impureza: maquillaje, suciedad ambiental, piel muerta, etc, sin penetrar dentro de la piel por lo que resultan totalmente inocuas.

Desmaquillar los ojos y los labios

También constituye el gesto básico e imprescindible para el cuidado del contorno de los ojos.
Existen productos desmaquillantes que poseen unas propiedades particulares ya que la piel de esta zona tiene unas características que le confieren gran fragilidad. Un buen desmaquillante debe ser suave y al mismo tiempo, capaz de disolver rápidamente cualquier resto de maquillaje. Los hay con textura en gel, aceite o loción; los más suaves son los más ligeros y los aceites los que tienen más poder limpiador.

Para desmaquillar los labios se puede utilizar el producto específico para desmaquillar los ojos, que resulta más fácil de encontrar, aunque existe un desmaquillante exclusivo para labios.